Los recortes fiscales, aranceles y desregulación implementados durante su primer mandato continúan impactando negativamente en la economía estadounidense
Washington, 28 de mayo de 2025 — A más de cuatro años del final de su primer mandato, las políticas económicas implementadas por Donald Trump durante su presidencia (2017-2021) continúan generando efectos adversos en la estabilidad económica estadounidense, según múltiples análisis económicos recientes. Las medidas adoptadas en materia fiscal, comercial y regulatoria han contribuido a crear un panorama de incertidumbre que afecta especialmente a las clases trabajadoras y grupos vulnerables.
Un legado de deuda y desigualdad fiscal
Para comprender el impacto actual, es fundamental analizar las decisiones tomadas durante el primer mandato de Trump. La Ley de Recortes de Impuestos y Empleos de 2017 representó una de las reformas fiscales más significativas de las últimas décadas. Esta legislación redujo la tasa impositiva corporativa del 35% al 21% y otorgó importantes rebajas fiscales que beneficiaron desproporcionadamente a los contribuyentes de mayores ingresos.
Aunque estas medidas generaron un estímulo inicial en el gasto de consumo y las ganancias empresariales, también produjeron consecuencias estructurales preocupantes. El déficit presupuestario se incrementó significativamente, llevando la deuda pública estadounidense al 120% del PIB, un nivel que limita considerablemente la capacidad del gobierno federal para responder a crisis económicas futuras.
Esta situación fiscal restrictiva tiene implicaciones directas para el financiamiento de programas sociales esenciales. Con aproximadamente el 80% del gasto federal considerado obligatorio, el margen para ajustes presupuestarios se reduce a apenas 1,1 billones de dólares, lo que compromete la capacidad de inversión en áreas críticas como sanidad, educación e infraestructura.
Guerra comercial y sus efectos persistentes
La estrategia proteccionista adoptada por la administración Trump incluyó la imposición de aranceles del 10-20% a la mayoría de socios comerciales estadounidenses y del 60% específicamente a China. Esta política, diseñada teóricamente para proteger la industria nacional, generó en la práctica una cadena de represalias comerciales que continúa afectando la economía.
Los consumidores estadounidenses experimentaron aumentos de precios en productos importados, lo que redujo su poder adquisitivo, especialmente entre las familias de menores ingresos. Simultáneamente, los exportadores, particularmente en el sector agrícola, sufrieron pérdidas sustanciales debido a la reducción de acceso a mercados internacionales.
Los efectos de esta guerra comercial se mantienen visibles en 2025. Publicaciones recientes en redes sociales de funcionarios como el congresista Ted Lieu han destacado cómo estas políticas contribuyen a la volatilidad actual de los mercados, con caídas significativas en índices como el Dow Jones que se atribuyen directamente a la incertidumbre generada por los aranceles indiscriminados.
Desregulación y riesgos sistémicos
La agenda desregulatoria implementada durante el mandato de Trump abarcó sectores críticos como la energía y la banca. Aunque se promovió como un mecanismo para estimular el crecimiento económico, la reducción de la supervisión regulatoria incrementó los riesgos de inestabilidad financiera.
Esta aproximación permitió prácticas empresariales que recuerdan las condiciones previas a la crisis financiera de 2008. La relajación de controles benefició principalmente a las grandes corporaciones, mientras que dejó a trabajadores y consumidores expuestos a mayores riesgos económicos, contribuyendo a profundizar la desigualdad existente.
Gestión pandémica y sus consecuencias económicas
La respuesta de la administración Trump a la pandemia de COVID-19 representa uno de los aspectos más controvertidos de su gestión económica. La falta de coordinación federal y la implementación tardía de medidas sanitarias contribuyeron significativamente a la severidad de la recesión económica resultante.
Las consecuencias incluyeron la pérdida de millones de empleos, el cierre permanente de numerosas pequeñas empresas y situaciones de inseguridad alimentaria que llevaron a formar colas de horas para acceder a alimentos básicos. Los trabajadores esenciales, frecuentemente provenientes de comunidades marginadas, enfrentaron riesgos sanitarios y económicos sin recibir apoyo gubernamental adecuado.
Erosión de la protección social
Durante el primer mandato de Trump, el número de estadounidenses sin seguro médico aumentó en 4,6 millones de personas. Los recortes implementados en programas como Medicaid redujeron la protección disponible para familias de bajos ingresos, exacerbando las disparidades económicas y sociales existentes.
Estas políticas han sido ampliamente criticadas por priorizar los intereses de las élites económicas y las grandes corporaciones sobre las necesidades de las comunidades trabajadoras y las minorías étnicas. El resultado ha sido un incremento measurable en la brecha de desigualdad de ingresos, que continúa expandiéndose en 2025.
Deterioro de las relaciones económicas internacionales
Las políticas de Trump también generaron un impacto significativo en las relaciones económicas internacionales. El enfoque unilateral adoptado erosionó alianzas comerciales tradicionales y generó tensiones diplomáticas que persisten en la actualidad.
Amenazas como la imposición de aranceles del 25% a Canadá y México por cuestiones de seguridad fronteriza, o propuestas controvertidas como la compra de Groenlandia, han minado la confianza internacional en la gobernanza estadounidense. Esta pérdida de credibilidad podría debilitar la posición económica global de Estados Unidos, afectando tanto el comercio internacional como la cooperación económica multilateral, elementos esenciales para la prosperidad a largo plazo.
Panorama económico actual: señales de alarma
Los indicadores económicos de 2025 muestran signos preocupantes que sugieren una continuidad de los problemas estructurales generados durante el primer mandato de Trump. Las proyecciones de funcionarios de la Reserva Federal apuntan hacia un escenario de estagflación, caracterizado por tasas de desempleo en aumento, inflación acelerada y crecimiento económico lento.
Los mercados financieros han experimentado una volatilidad considerable, con caídas significativas que los analistas atribuyen directamente a las políticas de aranceles y a la incertidumbre generada por las decisiones gubernamentales. Diversos expertos económicos advierten que, sin un cambio sustancial en las políticas económicas, Estados Unidos podría enfrentar una recesión formal en el próximo año.
Impacto desproporcionado en comunidades vulnerables
Es crucial comprender que los efectos de estas políticas no se distribuyen equitativamente entre la población estadounidense. Las comunidades de bajos ingresos, las minorías étnicas y los trabajadores del sector servicios han experimentado las consecuencias más severas de esta inestabilidad económica.
La combinación de recortes fiscales regresivos, erosión de programas sociales y aumento de costos de vida ha creado una situación donde las familias más vulnerables enfrentan mayores dificultades para acceder a servicios básicos como atención médica, educación de calidad y vivienda digna.
Perspectivas y necesidad de cambio estructural
El análisis de las políticas económicas implementadas durante el primer mandato de Trump revela un patrón consistente de decisiones que priorizaron beneficios a corto plazo para sectores privilegiados sobre la estabilidad económica general y la equidad social. Los efectos persistentes de estas medidas subrayan la urgencia de implementar políticas que promuevan una distribución más equitativa de los beneficios económicos.
La experiencia de los últimos años demuestra que las políticas económicas no pueden evaluarse únicamente por su impacto inmediato en indicadores agregados como el PIB o los índices bursátiles. Es fundamental considerar su efecto en la estabilidad sistémica, la distribución del ingreso y la capacidad de respuesta ante crisis futuras.
Para avanzar hacia un modelo económico más sostenible e inclusivo, será necesario reconsiderar fundamentalmente las prioridades fiscales, restablecer marcos regulatorios efectivos y fortalecer las redes de protección social que protegen a los sectores más vulnerables de la sociedad. Solo a través de este tipo de reformas estructurales será posible contrarrestar los efectos negativos de las políticas implementadas y construir una economía que beneficie verdaderamente al conjunto de la sociedad estadounidense.