La dimisión del secretario de Organización socialista, Santos Cerdán, tras un informe de la UCO que le atribuye mordidas por 620 000 € en contratos de obra pública, ha servido al PP para retomar el monotema de la corrupción. Sin embargo, el líder conservador Alberto Núñez Feijóo se ha negado a encabezar la moción de censura que le implora Vox y se limita a reclamar elecciones “cuanto antes”.
Hipocresía y aritmética
- Falta de números. PP + Vox (170 escaños) siguen lejos de los 176 necesarios; presentar la moción solo serviría para exhibir fracaso.
- Doble rasero. Redes sociales rescatan la contabilidad B del PP y el alias “M. Rajoy”, recordando que la derecha jamás pidió perdón por Gürtel o Kitchen, a diferencia de la disculpa inmediata de Sánchez.
- Reforma judicial en juego. El mismo pleno en el que Feijóo clamó contra la “corrupción sistémica” rechazó, con 177 votos, las enmiendas de PP y Vox para tumbar la reforma que democratiza el acceso a la carrera judicial.
Qué significa para la izquierda
En la calle, la percepción de “hipocresía selectiva” erosiona la autoridad moral de la oposición y refuerza la narrativa de la izquierda sobre la necesidad de reformas profundas y transparencia real.
El PSOE conserva la iniciativa legislativa mientras el PP se enreda entre el maximalismo de Vox y la falta de aliados en el centro.
El bloque progresista puede explotar la contradicción: la derecha denuncia corrupción pero bloquea la renovación del CGPJ desde hace seis años, manteniendo un Poder Judicial mayoritariamente conservador.