Mallorca se alza y dice basta: 50 000 gargantas contra la turistificación, la especulación y el monocultivo del “sol barato”

Mallorca se alza y dice basta: 50 000 gargantas contra la turistificación, la especulación y el monocultivo del “sol barato”

Nunca se vio algo igual en la plaza de España. Bajo el lema “Per una vida digna. Stop turistificació”, una marea humana cortó el centro de Palma para denunciar un modelo que “convierte las islas en parque temático de su propia ruina”. La convocatoria de Menys Turisme, Més Vida reunió entre 20 000 y 50 000 personas (según fuentes policiales y de la organización). Marchas hermanas serpieron por Ibiza, Barcelona y Donostia.


Radiografía del desequilibrio balear

  • 18 €/m²: alquiler medio, un 31 % más que en 2022.
  • 1 de cada 7 viviendas es de uso turístico.
  • +38 % de consumo de agua en temporada alta; el 60 % procede ya de desaladoras de coste energético colosal.
  • 36 % de los trabajadores cobra menos de 1 350 € netos al mes.

A pie de manifestación, la camarera de piso Neus Miró lloraba de rabia: “Duermo en sofá ajeno porque mi sueldo no paga un estudio”. Le acompañaban sanitarios que viven en furgoneta, profesores obligados a compartir piso y vecinos que han visto sus barrios mutar en decorados Airbnb.


El catálogo de exigencias

  1. Moratoria total a nuevas licencias hoteleras y a las 22 000 plazas vacacionales pendientes de trámite.
  2. Tasa de pernocta progresiva: cada noche extra paga más; la recaudación se destina a vivienda pública.
  3. Límite a cruceros (máximo uno al día) y regulación estricta de vuelos privados.
  4. Diversificación productiva: I+D, agroecología, teletrabajo de invierno para reducir estacionalidad.

El Govern balear, de coalición PP-Vox, tilda las movilizaciones de “turismofobia”, pero la estadística es tozuda: el 23 % del PIB isleño acaba en solo tres grandes cadenas hoteleras. Seguridad hídrica, precios de la cesta y salarios dignos quedan relegados al papel.


Opinión

Sostener el socialismo del siglo XXI sobre camareras de piso extenuadas y alquileres que devoran el sueldo es una contradicción en términos. El decrecimiento turístico planificado no es romanticismo antisistema, sino la única salida realista para un ecosistema frágil y una sociedad que quiere vivir y no solo servir.

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